Mira si soy rencoroso:
Ayer al cruzar el río
imprimí tu nombre y el mío
en aquel laurel frondoso,
en un loco desvarío.
No llore! Porque no lloro,
ni fingí que no sentía,
límpido me parecía
mirar tus cabellos de oro
en cada hoja que caía
En cada rasgo que daba
para dibujar tu nombre,
te lo juro, no te asombre,
que la mano me temblaba
tal como si no fuera hombre.
La savia que le salía
con mi sangre comparaba,
que caliente te quemaba
y que tu vientre acogía
y de fuego lo saciaba.
Sobre el tronco me incliné,
dormido me fuí quedando,
y cuando estaba soñando
en tu cuerpo yo pensé
cuando gemía temblando.
Sentí música apacible
que tu risa semejaba,
que de placer me inundaba
por su tono tan sensible
que mi corazón llenaba.
Sobre mi cayeron flores
y soñé que me abrigabas,
que con pasón me besabas
revistiéndome de amores
que dichoso me dejabas.
Mira si soy rencoroso:
En mi sueño apasionado
yo te miraba a mi lado,
me sentí tan venturoso
que olvidé que fui engañado!
Autor: Aníbal Rodríguez.