Existen maldiciones que se convierten en bendiciones.
Ellas, prestas exorcizan el alma y ya no hay manera de
que los ángeles de la oscuridad te vean allí como presa.
Quien recibe y quien provee las migajas putrefactas de
la calumnia, muere en un submundo de gélidos fantasmas.
Nada extingue al amor de las noches, si se ve el amanecer.
¡Bendice siempre con bondad la manifestación amorosa!
La locura es la gran mensajera de los que envidian el amor.
Absurdos son los sueños de los dormidos que no sienten.
Cadáveres que vagan en busca del alimento de la rapiña.
Aferrados caminan junto a la orfandad que deja la muerte.
Pobres de almas, aquellos que son ineptos en darse pureza.
Sólo el destierro se muestra en la ventana de los solitarios.
¡No hay mayor desgracia en la vida que saberse desgraciado!
Nunca menciones tu fracaso, no existen gazapos en el amar.
La desnudez, al admirar el alma amante, es el delirio del amor.
El éxtasis de los amantes no se mide por las frases dichas…
Despertar con ojos cerrados y sentir a plenitud la visión de
lo amado, es el verdadero delirio de la locura diamantina..
Acudir al amor con la vivencia cristalina del ser, es amarse.
¡Absurdo es esperar el amor donde sólo hay crueldad!!
Atrapad mi alma, gritan muchos deseadores, que no dan.
Condenados están a matar en vida los ardores del amor.
Muestran bagazos de desespero sin consagrar los anhelos.
Triste virtud la de los que se mienten creyendo que engañan.
Olvidan que son náufragos de mares mansos y no saben nadar.
Ríen en su cautiverio y nadie puede juzgar el motivo de tal.
¡Si andas despierto con los ojos cerrados, te abordó la agonía
inmisericorde y tormentosa en la ceguera de los que no ven!
Raiza N. Jiménez/ 21/05/16