Posdata
Usted tenia que ser
la razón de mis desvelos.
¡Oh! hermosa mujer,
en el perfume de su pelo
quedó prendido mi ser.
El brillo de sus ojos
y su mirada impía,
atraparon mis antojos
en una noche muy fría,
¡ah! también sus labios rojos.
En los botones de su pecho,
en los hilos de su blusa,
que reclaman sus derechos,
se perdió mi mirada ilusa,
en esos caudales estrechos.
Que se viven reprimidos
dando paso a la razón,
con estándares definidos
que no entiende el corazón,
en sus reclamos perdidos.
Autor: versos finitos