Acta de fe
No me persigas más, que yo me atrapo
entre la multitud que se interpone entre nosotros,
es claro que vivir no es cosa simple tras el parto,
hay tanto que pagar, que me pregunto de qué sirve,
de quién es esa voz que no permite ligerezas
como mirar el mar y abrir los brazos amarillos,
de quién es el poder que tanto teme vernos libres,
de quién la libertad como para manosearla con grilletes.
Venimos a reír, no a decorarnos de tristeza,
venimos a cantar, no a rematar nuestra alegría,
los días duros son, pero nosotros más incluso
que aquello en lo que el pan se volvió piedra entre los ricos.
No me lo digas más, me sé el discurso
de que hay un devenir y una razón de la miseria,
de que mañana el sueño me hará libre,
de que si no pasó es que mañana sí es mañana.
Es plena medianoche, es casi madrugada,
es plena soledad en medio del tumulto,
los ojos se abrirán cuando la luz se vuelva sorda
y el labio quiera ver por donde corre su silencio rojo.
Medir el despertar es comparar el mar con gotas,
pero en ese sudor hay un abismo que igual sala,
hay una oscuridad en que te bebo los deseos
y en que no logro ser sino esa lágrima en que partes.
Por eso ya no más de hablar de lo que viene,
por eso ya no más de echar a andar como en un mapa,
la vida debe ser lo que queramos sin más duda,
la muerte ya lo es y no saldremos de otra forma del partido.
Me buscas en la luz, pero te llevo también sombras,
me buscas en la paz, pero es la guerra en la que avanzo,
en treguas del dolor, en los combates de la marcha
en que no sé si voy, pero sí sé que vas conmigo
y en que no sé si hay fin, pero sí sé que no me importa,
pues ya a tu lado hay fe con que encontrar lo que en mi pierdo.
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04 05 16