A veces nos pasamos la vida sentados,
hundidos en el abismó,
sintiendo como la sangre ardiente nos fluye por todo el cuerpo.
Y ahí estamos;
con el corazón intacto,
con los sentimientos dormidos,
con la paz de lo incierto ahogando nuestro ser.
Pero es que jamás comprendimos
que allí adentro hay algo,
no será grande ni tampoco muy audaz,
pero tiene un valor.
Y es razón suficiente para luchar,
para tropezar y levantarse.
Para soñar y despertar sin querer volver,
por que sabes que lo podrás ver
y ya no será una ilusión.
Es real y te saca del abismó,
es infinito y sin rencor,
es eterno y sin defecto alguno,
es -Amor.