Déjame recorrerte con mis besos,
mientras yaces desnuda entre mis brazos;
que bajen por tus hombros mis caricias,
transitando tu ombligo y tu costado;
que tu pelo me impregne en su perfume,
al caerte en la espalda destrenzado…
Permite que el camino de la gloria,
lo surque del Oriente hasta el Ocaso;
que me pierda en los pliegues de tu cuerpo,
que escale tus colinas muy despacio,
y luego me despeñe en la llanura,
para beber el cielo, trago a trago…
Déjame que te explore lentamente,
para fijar en mi alma, cada paso;
que tu instinto germine con mis besos,
que tu piel florezca entre mis manos;
que guarde tus lunares en mi boca,
que me ahogue tu aliento embalsamado,
que haga cumbre en la cima de tus senos,
y en el valle más dulce hunda mis labios…
Permíteme que absorba tu sonrisa,
que tiemble de pasión entre tus brazos,
que sienta que penetro al Paraíso,
al plantar mi oriflama en tu regazo…
Después… ¡Qué el Universo se desplome!
mientras me muero de quererte tanto…