Recuerdo a veces el día
que te vi la vez primera,
llegaba la primavera
y tu jardín florecía.
Caminabas entre lirios
claveles y margaritas,
tus miradas tan bonitas
me llenaron de delirios
Recuerdo cuando bailamos
aquel vals, Danubio Azul,
tu ibas vestida de tul
y de amor nos embriagamos.
Los movimientos que dabas
me dejaban extasiado,
tenías el cuerpo alado
y más que bailar, volabas!
Recuerdo cuando cantabas
tu balada preferida,
hacías vibrar mi vida
pues con tu voz arrullabas.
En los frondosos laureles
los canarios se paraban,
sus trinos te acompañaban
llenando mi alma de mieles.
Nunca olvidaré el momento
que te di tu primer beso;
temblabas del embeleso
como hoja que mece el viento.
Te prendiste de mi cuello
como naufrago al madero
y tu rostro cual lucero
tenía un brillo muy bello.
Era una noche de junio
la luna nos alumbraba,
en tu mirada asomaba
el fulgor del plenilunio.
Dijiste con dulce acento:
será eterno nuestro amor,
tendrá siempre el resplandor
que regala el firmamento.
Y bien recuerdo aquel día
el otoño se acercaba,
tu voz muy bajito hablaba
que yo casi ni te oía.
Con tus ojos sin mirarme
y frases llenas de frío,
me dijiste: cielo mío
con otro voy a casarme.
Yo sentí,bien lo recuerdo,
que me hundía en un abismo,
mas hoy sigo siendo el mismo
y de tí ya ni me acuerdo!
Autor: Aníbal Rodríguez.