Es cuando alguien se va que todo cambia, la penumbra cae pesada cada noche y los pensamientos se adentran en el inmenso mar del recuerdo... Buscando una salida. Te pienso en infinitas noches como esta, de astros ausentes y lunas apagadas. Y es que cuando ese alguien que se va es uno mismo, no se puede ver lo que se deja atrás. Es tan brusco el golpe de lo nuevo, del presente, que todo lo demás se diluye en la memoria. Pero el regreso ataca y muerde. De pronto el pasado cae sobre lo que uno ha construído y lo derrota sin piedad alguna. El alma se inunda de nostalgia y nos invade el recuerdo, el presente se cubre de fantasmas. El vivir duele. Pero es en estos instantes de reminiscencia en los que tal vez, desempolvando y descubriendo el presente de pasado, logre volver a amar.