Tú, mi necesidad primera,
Tú, única dueña de mi ser,
Tú, que eres la única mujer
Que me alumbró como una estrella;
Tú, que siempre eres tan sincera,
Tú, que me haces desfallecer,
Tú, a quien tanto logré querer,
Ven a acabar esta querella;
Mi razón me dice que olvide,
Mi corazón, cuánto te amé;
Mi pobre alma sólo me pide
Que recupere aquel ayer:
Eres lo único que pervive,
Mi inolvidable mujer...