La vi sufriendo su pena
años, meses y horas,
en la lucha aterradora
con su esquizofrenia.
.
Le sobraba carisma
para enfrentar su mal
en la lucha frontal
con ella misma.
.
Con palabras de su boca
solía repetir:
no quiero morir,
yo no estoy loca,
.
Eran hermosos
sus ratos de lucidez,
de gran sensatez
y provechosos.
.
Cuando la sus crisis llegaban,
era distinta,
como una artista.
se desdoblaba
.
Dialogaba sola
y lloraba entonces
escuchando voces
aterradoras.
.
Ya no estaba en sí
era otra persona,
con su mirada tristona
era infeliz.
.
Sus ojeras pronunciadas
por el insomnio cruel
de su joven tez.
la belleza le robaba
.
Le daba miedo
atentar contra su vida
y se convirtió en suicida
sin quererlo.
.
Perseguida por fantasmas
la Joven esquizofrénica
de su obra escénica
el telón se baja.
.
Pocos la comprendieron,
anduvo sin amor…
En su mundo atroz
sucumbir la vieron
.
Uno, dos y hasta tres,
los intentos de suicidio,
su vida un martirio
de infinito padecer.
.
Y llegó el mal día
en que la venció la mente
y se fue para siempre.
sin despedida
.
Ya está en otro plano
libre de sus ataduras
viendo la locura
de los que aquí quedamos.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela