Hermano del alma,
verso de mi vida,
tejedor de glorias,
idilios y utopías.
Cuantos momentos
pudimos disfrutar,
así como instantes
que lamentar.
Hermano, hijo y pana,
lleno de fe andabas,
con tu gesta y amistad,
dando amor ejemplar.
Nunca dijiste adiós,
solo que tenías
una cita con Dios,
y así sucedió
un domingo,
nueve de junio
de mil novecientos
noventa y uno,
día de tu asunción.
Hermano querido,
quiso el destino
llevarte temprano,
con glorioso amor
te recordamos.