En mis amores,
en mis luchas
en un sentir tan profundo,
sutil y secreto.
Que no se ve por fuera
pero que me quema por dentro.
Felicidades desdichas...
Fuego que nunca se apaga
con las aguas de las tristezas,
corto placeres,
con sabor a sal de pena.
Cambio el oro del mundo
por un ramo de violetas.
Y una lagrima de arrepentimiento,
por collar de perla.
Mi caminar por los mares
por los cielos y la tierra,
príncipe de versos,
mi reinado el universo.
Del amor...
sus alegrias de mi sentir las penas,
con mi alma y con mi lengua
será condición eterna.
Ir por los confines como dorada saeta,
clamando la gloriosa desventura
de haber nacido poeta.
L.M