A clavado cual espina,
entre tu vida y la mía
su grácil cuerpo la niña,
venida de Andalucía.
No ha sido con inocencia
fue muy sutil la atrevida,
pues se acerco como amiga,
deseando ser la querida.
Del amor, sus melodías
me hablaban mientras reía.
Y a su pasión encendida
mi alma, se rindió un día.
Tu oculta tras las cortinas
le llamaras, mal parida.
Y en nuestra casa vacía
lloraras mi despedida.