Con tus mejores galas, te fuiste a la calle
sabias que no verías más día,
más luz,
ni más Sol
que el de esa mañana
y empezaste a comprender, aún tarde
que nadie se lleva nada,
todo se queda presente
y que los reproches deben durar,
el tiempo exacto que tardarnos en volver
a darnos un abrazo,
un beso
o un aplauso
y las luchas de guerrillas,
es contra el Imperio,
pero nunca hay nada serio.
Quizás cogí el autobús,
en la parada equivocada
y bajé
cuando tenía que haber seguido de viaje
y ahora los viajes se hacen soñando
y sigo soñando
hasta que pueda mover las alas
y cuando las alas se quedaron sin plumas,
salí otra vez a la calle,
pero ya no era lo mismo, habían pasado más de treinta años.