Veo mi reflejo absorto a media luz manifestarse en el espejo,
más no es él la luz la que atenúa sino mi existencia la que absorta se mantiene,
como una vela que desea apagarse, pero no puede,
como ese pabilo que no tiene más cera que consumir, pero sigue encendido.
Soy un ser de luz prisionero de la oscuridad,
atado, vendado, aun con la armadura puesta,
ella sigue hay tan dura como el más puro diamante,
tan enmohecida y opaca como el mismo carbón,
tanto tiempo sin ver la luz.
Encerrado en un cuarto oscuro,
en un húmedo calabozo,
con hambre de besos,
con sed de caricias,
deseando amar, más condenado a nunca ser amado.
Absorto mi reflejo se disuelve en las charcas pantanosas del tiempo,
cansado de vivir,
viejo, agotado, y fastidiado de buscar la luz en medio de la oscuridad,
anhelo sin anhelar,
espero con desesperanza algún día ser amado.