Camina lento, llevando a cuesta su dolor,
Lleva su angustia, como viento que crispa el alma
Como una tortura por esa rosa diezmada
Que se secó como fruto de aquel desamor.
Hoy sufre el ingrato y el desconsuelo lo consume.
La tenía. La perdió por infiel. Ya no la tiene.
No puede olvidarla, inmerso en un mar de vaivenes,
le duele en el alma esta agonía que lo entume.
Desde entonces, camina bordeando la noche,
Eleva sus ojos al cielo, solloza en silencio.
Va por sinuosos caminos perdiendo el aliento.
Los pétalos de la flor, han muerto entonces
Amalgamado en incierto presente de sombras,
es despojo cautivo de dorados recuerdos.
Y un lastimero silencio fluye como rezo…
Rezando por la triste perfidia que lo agobia.
Busca en su ayer y en tantos ayeres de su vida...
¿Dónde estás? pregunta entre sueños, el hombre y su alma.
Busca en infinitos ocaso una imagen vacua,
un halo de ese perfume, de tiempos de dicha.
Nelly h
26/05/16
Argentina