Para que tú me ames…
Mi corazón se adelgaza como el viento Ante las hojas de los arboles
Mientras pasa sigiloso… Y se lleva los capullos de las flores
Que impotentes van cayendo.
Para que yo te ame…
Tú me esperas silenciosa, como la playa espera las olas mientras llegan…
Y se llevan las heridas que dejan las huellas
En la arena de mis caricias en tu cuerpo.
Para que nos amemos…
Nuestros cuerpos se funden como el universo,
Y se llenan de estrellas con un beso mientras nos unimos…
Y en un abrazo desnudos, como el fuego quemamos nuestro amor
Que poco a poco se sorprende, de la pasión incontrolable que produce nuestro sexo.
Y a demás te hago este conjuro mi diosa:
Para que tú me olvides…
Se secara mi pensamiento,
Y mi corazón como el árbol sin raíces…
Desteñirá sus ramas permaneciendo impotente, Con un nido abandonado
Viendo que no vuelves hasta la próxima primavera cuando termine este verano.
Para que yo te olvide…
Se tendrá que acabar el agua de los ríos
Y los sueños Que humedecen las almohadas cuando duermes a mi lado…
Y los besos confundidos, que dormidos en la boca regalamos.
Para que nos olvidemos…
Tendremos que morir
En la canción de un ruiseñor, En el silencio de una nube, En la palabra de una flor…
Aquella que arranco un niño…
Aquel día que quiso, con su inocencia… ser el sol.