Hoy encontré unos angelitos
de pequeñas alas
suspendidos de la nada
desnudos, sin pudor
te enmarcaban felices
rondando tus cabellos
como luceros del alba.
Contrariada tu mirada escapaba
por la ventana
la puerta, el cielo
profundo y azul
clavado de gaviotas
lejanas, muy lejanas
de mi propio infierno
y de tu esquiva mirada
escapando
a nuestra falta de palabras.