Ya no puedo curarme de ti –no quiero-,
tú me alivias de mí
y jamás me había sentido tan viva.
Colocas lo más hondo del oceáno
en la cima de la montaña.
Y para los que creían que no había lugares perfectos,
tú llegas
y con tu presencia,
tu esencia,
los conviertes.
La vida contigo es pasear en un columpio
sobre el barranco de mis miedos,
y ahora,
me burlo de ellos.