.
Que difícil perderte sin poder explicarte
el error tan inmenso de callar mi pasión,
me llenaban las ansias de querer abrazarte,
y siempre se quedaba silente el .corazón
Me mirabas tranquilo, con postura serena,
mas dentro de mi pecho sonaba tempestad,
decirte no podía, lo inmenso de mi pena,
y ahora te recuerdo perdido en soledad.
Y pude darme cuenta, mirando que marchabas,
que en verdad te adoraba mas allá del placer,
que tu cuerpo quería, mas también me embriagabas
con las gracias sublimes de perfecta mujer.
Si nunca sospechaste de cuanto te adoraba
será tan solo culpa del miedo de querer,
que mientras tu reías el alma palpitaba
dejando solo el sueño de un triste atardecer.
Autor: Aníbal Rodríguez.