Flor que te contemplo con los ojos del alma
bella pegada al tallo, bella en el jarrón caro
y también en el barato
en el ojal colgada o en un pote desechada.
Sigues siendo bella aún dejada en el suelo
porque no es el entorno lo que mis ojos miran
sino tu naturaleza simple, tu alma desnuda
tu color obsequiado, tu olor ya gastado.
Tu presencia sublime, tu presencia...
tu quietud, tu paz y tu fuerza
que no está afuera sino adentro
de tu ahora sin tiempo