Te atreviste,
¡qué bien, me lo dijiste!
que osado eres,
para girar como quieres,
sin saber que estoy
aquí frente a tus problemas,
a tu vida,
a tus penas,
a tus sensaciones,
a tus benditos dilemas,
a tus faltas de atenciones.
¿Que me quieres mucho?
¿Que no puedes vivir sin mí?
¿Que mi vida te pertenece?
Todo eso era el pan nuestro
de cada día,
y como quien cambia
una ropa nueva,
todo cambió un inesperado día.
Ya te molestaban
mis insinuaciones en la cama,
¡hasta te parecían
exageradas mis ganas!
La cena ya no era tan buena
y no querías compartir,
y yo esmerándome
para variarla
y que la pudieras digerir.
La llegada al hogar,
la fuiste alargando,
y yo sólo pensando
tú estabas,
como el que no quiere venir.
Te atreviste a mentir,
sabiendo que entre mentiras
no se puede vivir,
y no la acepto
por mucho que te quiera,
¡ingrato que fuiste!
me tenías a dieta
y tú alimentándote todos los días
de sensaciones prohibidas,
que son las emocionantes,
las que de verdad alimentan.
¡Te atreviste a decir !
que yo siempre
tenías ganas de tener sexo,
¡te atreviste, hasta decir eso!
ojalá y nunca sientas
el deseo de hacerlo
y veas un cuerpo delante de ti,
que te retuerces el deseo
porque le amas
y te digan lo mismo a ti.
Ojalá, el tiempo no te cobre
lo mismo que me hiciste a mí.
¡Tú te atreviste,
ahora me atrevo yo!
Otros me enseñaron,
que tú en el sexo
¡bien pobre fuiste!