La podía mirar, pero como mucho por el rabillo.
La podía tocar, bueno, mas que tocar, rozar,
y solo con el aire de mis suspiros.
Le podía hablar, pero como mucho susurrar.
La podía oler, pero como mucho su perfume
embriagador de mi olvido.
Podí arrodillarme, pero solo para suplicarle
una sonrisa.
Podía amarla, pero solo para aparentar
no estar vacío de corazón.