No vayas porque el día está cayendo
con la fiereza del que fue herido
por aviesas manos conocidas,
ya despeña unos bólidos en parto.
No vayas que en la lluvia y en el trueno
se incuba una ocasión para el peligro.
La zarpa que se aguza en el asalto
toma la imagen del primer relámpago
y descarga al azar criadas iras.
No vayas a esta hora, es el descenso
de pequeñas navajas que ha parido
la tarde, en pasmosa epifanía.
No vayas, mira afuera, está llamando
la noche que desfila en desconcierto,
lleva unos mantos de tormenta y ruido.
Algo ha caído y es un cuento extraño
toda esta historia. El clima es un contrario.
No vayas, hay vendettas suspendidas.