¡SILENTE!
Repítase el concierto de nuevo esta mañana
y llegue a mis sentidos la magia de la vida,
conciencia tú te muestres de nuevo sorprendida:
¡Y vibra alborozada al son de la campana!
Doquier mis ojos miran se está dando el milagro,
allá en el horizonte el astro se recrea
y quiere que orgulloso todo mundo le vea:
¡Con caricias doradas dándole abrazo al agro!
Gorjean en los nidos alegres las polladas
con estremecimientos que hacen mecer las ramas.
Exhalan sus bostezos amantes en las camas:
¡Queriendo sujetarse por siempre a sus almohadas!
También se desayuna la tierra con la escarcha
y en sus entrañas quiere la savia darle gracias.
Extienden vigorosas sus brazos las acacias:
¡Y el fantasma silente de la noche se marcha!
Vicisitudes múltiples hacen puesta en escena,
los hombres van añosos con roles taciturnos,
pues muchos son los tráfagos en los hábitos diurnos.
¡Salarios paupérrimos los atan cual cadena!
Las aguas corren libres por cuencas y quebradas,
ignorando de cuentas facturas y pesares,
que llegan muy puntuales siempre a todos los lares:
¡Sin importar un ápice ver las mesas diezmadas!
Los surcos en la tierra son heridas constantes,
que ponen muy rollizos a los explotadores,
a quienes nada importa las penas y dolores:
¡De tantas almas nobles que tornan mendicantes!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino