Enfrentó los rumores
como quien combate al invierno
en pollera a media pierna:
Sorda a las habladurías.
El frió entierra cicatrices
entre los ochos del sweater,
y entre chillidos de leña ardiendo
que el viento aligera.
Hecho para beber chocolate
y despertar después que el sol,
se cobija en las plumas de su almohada.
Sin dejarse intimidar por otros
se viste de alguien más y avanza.
Libre, inmune al cuchicheo.