He aquí ahora a Behemot.
Job 41:15
Oh Behmot, es tu grandeza regocijo y
entretenimiento del Dios Todopoderoso.
Tu eres su primor y el primero en existir.
De todas las bestias, tu largura y
poderío son inigualables.
El fuego de tu boca y el humo de tus narices
espantan las tinieblas de las noches.
Vives en las aguas, pero es tu alimento las
hojas y las yerbas del campo.
Ante tu rugido, huyen las fieras.
Tus escamas, que relumbran cual diamante,
solo el viento pueden tocar.
Entrelazados como tela de araña, tus lomos de acero
soportan los fundamentos de la tierra.
Con un solo movimiento de tu cola, recta como un cedro,
caerían las hojas del bosque.
Tus pies, al pasar, hacen que se hunda el cieno.
Tus huesos son barras de bronce y
tus piernas barrotes de hierro.
Los frutos se ponen en tu boca, los álamos te
resguardan y el loto perfuma tus negras pezuñas.
Sólo el cachorro pasta bajo tu anchuroso vientre.
Emerge del pantano y con ojos relumbrantes
como brasas mira por entre las rejas de los juncos.
El silencio, la humedad, la soledad y la
sombra lúgubre son tu morada secreta.
En tu imponencia desafía las crecientes
de los lagos, de los ríos y de los abismos.
Con tus fauces insondables tú te traga
las inundaciones.
Ningún ser viviente puede detenerte.
Solo el Creador te amedrenta con su espada de fuego.