Eres niña, mi vida, niña eres ante mis ojos,
Se que muchas veces tú sientes que no te miro,
Mas yo por mirarte daría la vida,
Por caminar de tu mano hacia la noche de tus ojos y de tu pelo.
Pero ya ves, amor, mi pequeña,
Que mis años no pueden alcanzar tus años,
Y que tal vez te vea y quiera mirarte,
Y que tal vez me veas y quieras tú mirarme.
Pero la sociedad, tus padres, no lo querrían,
No querrán verte en mis brazos,
No querrán vernos juntos cada despertar,
Entonces no me atrevo a más, mi cielo.
Déjame decirte algo,
Son palabras sabías, pero no de un sabio,
Sino de aquel que simplemente anduvo las sendas de la vida:
Busca, a tu debida edad, alguien que te quiera de verás,
Y cuando sientas que lo amas, díselo,
Pero mirándolo a los ojos como cuando de frente al sol estás.
Busca en él, no el cuerpo ni la debilidad del mismo.
Míralo cada vez que te mire,
Descubre en su rostro la nueva sonrisa de cada día.
Por sobre todo respeta su moral.
Déjalo soñar con un mundo no soñado,
Déjalo que te cante… como tal vez lo hago yo.
Déjalo que te escriba desde el corazón…como tal vez lo hago yo.
Y déjalo soñarte y no tenerte… como tal vez lo hago yo…
Y si algún día, andando, descubres él en mí,
Búscame, detenme, y pregúntame si soy lo que aquella intuición te han dicho,
Yo me detendré y te diré…si, soy yo,
Y así descubrirás la verdad que guardo, para tan sólo una mujer,
Para tan solo dártela a ti…