A veces me pregunto:
¿a quién escribo?
Escribo a la paz enarbolada
y a veces a mi tormento
a las gotas de rocío
que me enjuagan
o al sol radiante
que llevo adentro.
Al perfume que recuerdo
de tu cuerpo
o a los besos que dejaste
en mis senos.
Escribo, escribo, escribo
al agobio cuando sale
y a la ternura que es
todo mi instrumento
a la fortaleza,
a lo que tiene nombre
a todo lo imperceptible,
a las pasiones, al amor
y a Dios por toda su grandeza.