Sentimientos profundos
son los que siento por ti,
desde siempre, desde antes de conocerte.
Estabas ya en mi alma, sabía ella
que tú aparecerías en mi vida,
ha sido un presagio, una esperanza
a mi existir, a mi futuro...
Siempre en la soledad, pienso...
o tal vez, aseguraría, pensaba...
¿qué es lo que pensaba?
Que encontrarte, tenerte en mi vida,
todo cambiaría...
Mis sentimientos...
Cambios espirituales hay en mi existencia.
Hay estados anímicos que ante la soledad,
todo es angustia...
Muchas veces me he encontrado así, angustiado...
pero tu presencia en mi vida,
ha realizado que ella sea completamente distinta.
Hasta mi Fe ha cambiado,
aunque siempre has estado en mis pensamientos,
en mi alma...
Tanto, tanto te amo...
que no sé si tú tienes una idea de ello.
Con el amor que siento por ti,
tengo una total seguridad
incluso en los pasos diarios que doy.
Me ayudas tanto...
a pesar de los disgustos que nos da la vida,
de los allegados que enfermos están...
mi amor hacia ti, me lleva a la voluntad,
al empeño... a realizar trabajos que nunca he realizado,
pero las cosas hechas con amor,
sé que recibo la recompensa,
de que tú me ames tanto como yo a ti.
Glorificas mis días...
soporto lo insoportable,
pero con el amor que tú me enseñaste.
Cuánta necesidad de ti tengo...
Estos últimos días, vives permanentemente,
más que nunca en mi vida,
en mi alma, en mis sentimientos profundos hacia ti.
Será porque a través de los años,
voy comprendiendo mucho más de la vida
y también de los afectos...
Permíteme estar, imaginándote presente,
junto a ti, mi Señor...
Rey de todos nosotros.
Rey del mundo...
tú que entregaste tu vida
por nuestros pecados,
te amo Padre celestial...
tanto, como a mi propio padre,
que participó en mi existencia
en este valle de lágrimas,
sufrimiento, y aceptación...
tú en tus últimos momentos,
sufriste más que yo...
\"Padre, que se haga tu voluntad\", dijiste.
Después resucitaste,
y fuiste al cielo,
desde donde nos miras,
con tus ojos llenos de amor y piedad.
No sé decirte palabras hermosas,
sólo te digo que te amo mucho, Señor.
Sostén mi cuerpo sobre tu regazo,
como tu madre sostuvo el tuyo,
cuando tu vida entregaste por nosotros.
Padrenuestro, que estás en los cielos...
Todos los derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 25/07/2013)
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