Cuando sientas que en tu vida
la esperanza y el aliento
arrebatados son por el viento
y la batalla se mire perdida.
Cuando los problemas cada día
se vuelvan mas inaguantables;
cuando no hayan palabras amables
ni tampoco lugar para la alegría.
Cuando llores en la oscuridad
amargamente, acostada en tu lecho,
cuando la tristeza arda en tu pecho
y no hayan rastros de claridad
Levanta tus ojos al cielo
y con una sincera oración
eleva tu corazón
hacia aquel que te da su consuelo.
Aunque te sientas cansada
atacada por nuestro enemigo
recuerda que el tendrá su castigo
y tu fé no será quebrantada.
Y por más que te sientas vencida
piensa en Jesús nuestro hermano
y confía en aquel que en sus manos
te tiene primorosamente esculpida.