Sin corazón ando aunque amando vaya sin rondar el alma al cuerpo, dando un orden al supuesto caos, con total impunidad.
Aquello que percibo del último suspiro, mejor velar su luz y componer la alquimia de una esencia.
Algo prende un día de iguales formas a las que puso en marcha tu reloj, para invertir en este caso su sentido y comenzar a envejecer en la tierna convulsión.