Sangre en la arena
Ya viene el toro bravío,
Que pastó cuatro años libre
Exhibiendo su trapío,
Y asustado como liebre
Fuera de su madriguera
Ante el burdo griterío
De los tendidos que arengan.
Corre veloz como el viento
Y arremete como fiera
Contra la figura regia
Del matador siempre atento,
Que lo reta desde el centro
Del redondel en la arena.
Humilla muy bien el toro
Al embestir con fiereza
Contra el escarlata rojo
Del capote que atrinchera
Al diestro que con presteza
Hace el quite a los pitones
Arrancando fieros oles
A la plaza que ya empieza
A demostrar que es más fiera
Que el toro que está en la arena.
Vienen otras embestidas
Cada vez mas calidosas
En las que toro y torero
Muestran posturas garbosas
Y con verónicas largas
El toro va al picadero
Donde al tercio de las varas
Da comienzo el picador
Quien con su punzante acero
Hace desigual la acción,
Pues el toro ya está herido
Pero indemne está el torero.
Uno, dos, tres empujones
De la pica rasgan carnes
Y borbotones de sangre
Diezman fuerza al animal.
Vuelve otra vez a la arena
Por el capote tentado
Mientras roja herida quema
El morrillo del astado.
Desde el burladero emerge
Sádico el banderillero,
Quien reta y otra vez hiere
Al toro que se estremece
Y es cada vez menos fiero.
El torito esta diezmado,
Con dificultad respira,
Y el diestro envalentonado
Casi con desprecio mira
Al animal que se aquieta
Intentando tomar aire,
Mientras que cual marioneta
Manejada por la cuerda
Del aplauso y el olé,
El verdugo de payaso
Multicolor revestido,
Pavonea con donaire
Su cuerpo esbelto y erguido,
Celebrando ya el fracaso
Del animal que vencido,
Sangra y respira despacio.
Arengado a que arremeta
El toro embiste feroz,
Pero ya es menos veloz
Su paso ante la muleta,
Sin embargo da ocasión
A que se luzca engreído
El torero que así logra
Molinetes, chicuelinas
Y toda suerte de pases
Que arrancan loca ovación
A las pandilla taurina.
La fiera que ya no es fiera,
Pues sangre y aire le faltan,
Boca abierta, lengua fuera
Y babaza que atraganta,
Humillada está en el centro
De la arena ensangrentada,
Y entonces va por la espada
El muy aplaudido diestro,
Para dar por terminada
La vergonzosa faena
Que termina con el crimen
De un inocente
En la arena
fernandoelgrande