La aurora iluminó
Con el primer rallo de sol,
A un amor eléctico
Sano y verdadero,
Puro acendrado
Limpio y sin defecto,
Soñador nefelibato
Sin apercibar lo real,
De olor a petricor
De lluvia mojando suelo seco,
Siendo sempiterno
De principio duradero,
Y sin avistar nunca el final
O al menos eso creemos
Hasta hastiarnos de ello,
Dejando a l imaginación
Con su oscurantismo
Volando en paralelo
En su realidad irreal.
Silvia Sago.