En el instante exacto una moneda
surca los aires, y entre suerte gira.
En ese instante empieza lo que queda
de hombre; después ya sólo queda ira.
En el instante exacto que una espada
se blande, y entre bordes enfrentados
se sangra y sangra; empieza la Sagrada
Resurrección de muertos afilados.
En el instante exacto que una actriz
lleva el debut a su tascar de vida,
en ese instante su vil cicatriz
se abre violenta y llora compungida.
En el instante exacto, todo acabe,
no estará un Cristo, que pecados lave.
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David John Morales Arriola