Carlos Yemel

πŸ’€πŸ’€πŸ’€Rio sumiso, muerto en vida, πŸ’€πŸ’€πŸ’€

No es el amor quien muere, sino el cansancio, de un corazón sin amor.

Somos nosotros mismos y no ellas los que nos rompen el corazón.

 

Inocencia primera, no es nada, sin ella es solamente una ausencia, 

a la que nunca amaras, querás volver a verla y no podrás.

La creencia de un corazón roto es caer en decadencia.

 

Te dicen que tengas  paciencia,

 ¿ Que esperar cuando tú corazón ya no late?.

 

Gritas con urgencia, con rabia y desesperación, una ultima oportunidad,

 para sentir tu ultimo amor.

Es una demencia, a la que la humanidad

se acostumbrado. 

 

 

Abolida en deseo, sale una palabra suya de su acida lengua, que pena que sea muda, nunca la escucharé.

Olvido de sí mismo en otro olvido, derruido mi vida a acabado, mirando desde el fondo las altas torres,

donde una vez anido el amor que rompió mi corazón.

 

Querido fui y al final ¿para que?, nazco herido en medio del río, palomas negras me acompañan, se apiadan  de mi.

Olvido mi existencia, mi influencia espiritual muerta la veo, recorriendo el río que una vez dio vida a la movediza  tierra.

Ramas cansadas, muertas y entrelazadas, formando un ultimo corazón, en el fondo del río ya negro y de la posguerra.

¿Por qué vivir si desaparecéis un día?

 

Sólo vive quien mira, puedes tener todo una ira encerrada en tus ojos, ¿pero de que te servirá?

Siempre ante sí los ojos de su aurora, la llaman a la calma, la calma de su amada, con el corazón ya derruido y destruido se quiere levantar, pero las lágrimas que trae el río muerto no le deja salir de su, su mida vida. 

 

Sólo vive quien besa, el que quiere amar tiene, que pasar al  río de la desgracia, la tristeza me acompaña.

Muchos dan gracias, por tener una amada a su lado, para que después digan que desgraciada es mi vida. 

 

 

Aquel cuerpo de ángel que el amor convirtió en un tormentoso desnivel de desamor. 

 

Fantasmas de la pena, acompañan a mis camaradas

A lo lejos, los otros, se acercan con sus ojos

Los que ese amor perdieron, ese corazón le robaron

Como un recuerdo en sueños, pequeños nos veremos

Recorriendo las tumbas, oyendo nos quedaremos,  corriendo a ¿donde?.

  ¿Quién nos espera? fácil más bien difícil, lo tendrá.  ¿Quién? tu pronto lo sabrás.

Otro vacío estrechan, cada vez más estrecha es la grieta.

 del corazón ya fundido en la piedra.

 

Por allá van y gimen, las lágrimas, de nuestros corazones ya sin sentimiento, temen al  volverse a enamorar.

Muertos en pie, vida bajo tierra es lo que tendremos, vidas tras de la piedra nos veremos

Golpeando la impotencia, de este corazón sin paciencia.

Arañando la sombra de esta ultima amada

Con inútil ternura.

Mi soledad es tu debilidad pues para hacerte sentir tengo que alejarme de ti.