Algo tuyo enredose en los pliegues de mi alma
como esperanza de ternura sostenida
en la certidumbre de tu cercano vuelo
que alegre reposa en las copas de mis árboles.
Solo una boca he buscado como llama
para encontrar la seda de tus labios
donde reposan tus pétalos llenos de perfume
cuando se turban por el llamado de mi pulso.
Gime el ser, que con su fuego dialoga
entre jardines donde suenan cítaras insomnes.
Me acerco y te busco en lagos nocturnos
para que mis huesos canten despiertos.
Cuando te siento, en el aire se dibujan
danzando, profundos mares de verano
que despejan ansiosos mil corales
entre vientos que entonan canciones.
Ya no tengo que volver a la penumbra
pues, no soy ese cristal solitario
que rompe el mar con el aire de la noche.
¡Ahora soy el canto fresco de la aurora...!