¿Conoces esa última imagen
que, cada noche, más vívida,
más dulce y más vibrante
ronda el consciente al dormirse?
Esa es la llama por la que luchamos,
la victoria que aún no hemos alcanzado.
Esa es la vivaz fuerza que nos mueve,
es todo por lo que suspiramos
cuando soñamos con los ojos abiertos.
Esa es la vida del alma como alma libre,
es la dulzura del viento cuando nos llama,
es la esperanza que nunca podrán truncarnos,
es algo etéreo, incorpóreo y cierto,
es mágico, es mágica,
y lo más importante,
es nuestro.