Cuántas veces te dije \"amor\"
cuando vi desnudando tu mirar,
encima de mi confianza eternamente loca;
cuántos los besos a la quietud de tu beldad,
que fue impresa desde que vive tu aliento…
Cuántas las cartas en el pensamiento,
las frases que volaron convertidas en alas
para viajar por corrientes del amor.
Mi voz te nombra, despacito te llama;
cabalgando en cada verso destellante,
para apropiarme de tu risa flor de algodón,
como de pañuelos orquestados.
¡Cuánto mujer tu vida me ha regalado esperanzas!
de sabor a una fruta edulcorante,
y como de amapolas que surcan su inocente perfume.
Todavía me gustas así…
tan azucarada,
tan auténtica,
tan propia;
así tan mía.