CAPITULO III 3:28 PM
Una semana después de escapar me sentía perdida media muerta por dentro con un nudo en el corazón que martillaba mis días desde que fui.
Sentía mi cuerpo pesado, cansado como si mi mundo se hubiera detenido el día de huí de él, me temblaban las manos era como si mi droga favorita me hubiese sido arrebatada para siempre y me dolía, sentía ganas de morir.
Estaba sola esas y esas ganas de regresar no se iban, empecé a romperlo todo, la desesperación me estaba ganando, mis miedos se apoderaban de mí, me tire al suelo cansada grite desesperada quería morir en ese momento quería decir su nombre aunque sabía que eso me hería, me resucitaba los recuerdos de todas mi miserias que viví.
Agarre mi almohada con fuerza quería estrangularla, llore hasta secarme y mire el aparato que no quería mirar.
Ahí estaba allí tranquilo como en paz esperando que lo tome y haga lo que me jure a mí misma que no haría nunca más “llamarlo”.
Me decía sin palabras tómame y márcale - dile que te venga a buscar que jamás huirás de, el de nuevo la sequía de mis miedo me obligo a tomar el teléfono.
Ente cada número que marcada un nudo en la garganta se me hacía, me dolía, mis manos temblaban en desesperación.
Cuando estuve a punto de llamar reaccione de nuevo, y lo tire lo más lejos que pude no quería lastimarme de nuevo, ya no quiera nada debía superarlo debía superar el terror, me lo debía se lo debía a mi vieja yo, lo sabía me mire al espejo y desgarre mi ropa harta de sentirme tan sola sin él.
Me encerré en el baño y llore una hora completa hasta que escuche sonar el teléfono desde mi habitación me arrastre cansada de aquellos momentos de locura propia tome el teléfono.
Eran las 6:10 pm conteste entre sollozos
-Hola
El otro lado del teléfono suspiro antes de responder.
-Te encontré…