Mi anillo de matrimonio
es de los más sencillos,
va con mi patrimonio,
y también con mis bolsillos.
Podría trabajar con euforia
y comprarme uno mas caro,
pero este tiene una historia
que con amor se ha formado.
Tener mi anillo me alegro;
de mi mano no lo arranco.
Llegó con mi pelo negro...
y ahora mi pelo es blanco.
Su valor sentimental para mi no tiene precio,
aunque sea muy sencillito.
¡Ah, mi humilde anillito,
deveras cuánto lo aprecio!
Autor:Bernardo Arzate