Hoy, otra vez te miré,
Como siempre acompañada,
Y sentí una puñalada
Y mi pecho desgarré;
Mas de repente escuché
Esa palabra sagrada,
Y me encontré tu mirada
Y por dentro al fin, lloré;
Te acercaste lentamente
Y percibí tu mejilla,
Que besé yo de repente,
Mi bella y tierna chiquilla;
Disfruté como inconsciente
Al sentirte otra vez… mía…