“Humilde reflexión de un educador jubilado”
Aunque parezca un asunto de todos los días
triste el caso de casi todo maestro jubilado
que de acuerdo al cruel maltrato recibido
por un régimen infame y desconsiderado,
debe retirarse y hundirse en un tremedal
ya no saber más de su hermoso apostolado.
Afortunado aquel país donde las condiciones
y la realidad del hecho educativo dignificado
le permite llegar y llevar un poco más allá
de su tiempo de servicio, ese intelectual bocado.
Admiro con mucho amor, deleite y fascinación
lo que ocurre en Japón, en Finlandia y otros lados
donde a un educador se le trata con honor
con consideración por su acto tan consagrado.
\"Que ya hiciste mucho por la educación\",
me dicen mis estudiantes aventajados
les respondo, no es suficiente a mi edad,
la flora no ceja de producir, pese al sol nublado.
Solamente le pido en mi oración al Altísimo
con humildad y sin ser demasiado exagerado
de un terrible alemán llamado Alzheimer
me mantenga libre de sus efectos muy alejado,
que me obsequie bondadosamente vida y salud
no verme convaleciente en una cama postrado,
deseo continuar adquiriendo conocimientos
y compartir con los menos y los más necesitados.
05/06/2016
Por Hermes Varillas Labrador