Luna me parece que lloras al llegar tu hora.
No te aflijas, recuerda que eres mujer y dueña
de la creación, par de pares y que pares vida.
Deja que tu luz se haga néctar en nuestras almas
Profanas y en estos gitanos corazones que te
cantan con amor y desvarío para verte bailar.
¡Cuando el alma baila el cielo se ríe de gozo!
No te aflijas, amiga mía, que lloraré o reiré por ti
No quiero verte partir en prematura existencia.
Que no te falte la luz y las estrellas acompañantes.
Luna, luna la vida celestial es tu cetro y centro.
En los altares del firmamento todo tu trono está.
Dispuestos los ángeles esperan tu arribo y partida fugaz.
¡La madre lunar custodia tus alegrías y tristezas!
Eres dueña y señora de las aguas y de la existencia.
Reina, enseñoréate en tus dones y dotes de señora.
Todos ante ti se rinden y se inclinan mirando al cielo.
Nunca oses esconderte con tu luz y con tu amor.
Eres la santa señal de la prosperidad y la ternura.
¡Iluminar la senda de los perdidos es tu misión de amor!
Eres la Madre celestial de las cosechas y las flores.
Vida misma de este universo que se postra ante el
Poder de tu vívido amor y reguardo de los ciegos.
Gloriosa, madre eterna del cielo y de la tierra.
¡Oh, Luna sagrada, por siempre, serás la iluminación!
Raiza N. Jiménez/