Con humildad y candor
una joven preguntaba
que porque se condenaba
la pasión que da el amor.
Que su confesor decía
que si a un hombre se entregaba
el infierno la esperaba
donde por siempre ardería.
Y sin ninguna malicia
dijo: yo nunca he besado
pero ha veces he soñado
que una mano me acaricia
Siento en mi cuerpo temblor
que hace estremecer el alma,
y me hace perder la calma
y creo que eso es amor.
Ese amor que con desprecio
insano hacen parecer,
mas mi cuerpo de mujer
con gusto pagará el precio.
Dice que todo es pecado
que solo rezar es bueno,
que la pasión es veneno
que ha muchos ha condenado.
No he podido comprender
porque hacen lo que condenan,
nuestros deseos los frenan
y ellos los pueden hacer.
Le pregunto a su experiencia
si tienen razón los curas,
he visto jóvenes puras
que seducen con frecuencia.
Pienso, dije con respeto,
que si Dios es puro amor
no castigará tu ardor
si das un amor completo.
Autor: Aníbal Rodríguez.