-Hola mi amor, ¿Qué tal estás?
-Muy bien, buenos días por cierto.
-Buenos días- le dije mientras la besaba.
De repente empecé a decir lo tanto que la quería, que yo por ella moriría, que era mi única razón de ser.
Ella lloró de la emoción del momento, de lo tanto que me quería también, y de las ganas que ella tenia de esta relación
De repente, me desperté. Yo estaba a oscuras en mi cuarto, solo, abrazando al vacío provocado por su ausencia, besando a esta, y mi almohada mojada de las lagrimas, no por ella, si no por mi derramadas. Vi que las lágrimas eran de las ganas que solo yo tenía de esa relación, que solo yo sentía ese amor.
Por favor, sal de mi mente una noche, pera tener la conciencia tranquila, y no esperarme un sueño en vano.