Doblega a la montaña
hombre-máquina industrial
te demandan a partir la roca en arenisca
y antes que la asfixia al encumbrarla
de la iluminación en la noche exigua
invocando al bosque con el silbido facilforme
de las criaturas al bramar salvajes; pariendo
el silencio en nuestros desplazados saberes
vas.
Planta la semilla ultraísta
siembra la muerte y los bultos recoge
¿cuantos son los muertos de la construcción?
...
un sacrificio a voluntad propia
de la esfera dónde el macho cabrio danza triunfal
en sus cabezas / ahora que pierde terreno a su naturaleza.
Entrega a la ruta a los bólidos de acero
abre el cuerpo de la madre a los maestro del dinero
en la secta de lo oscuro, parcela con fuego
la voluntad del habitat encadenada.
Una estrella aún destella bajo la luna, talismán
mientras la cólera deviene postergada bilis, clán
vil sacrilegio, lo sagrado ¿donde queda?, este Sabath
planificamos la revolución que a los maestros
les costará la vida.