Me pide que le diga que tanto yo la quiero,
me quedo imaginando la forma de decir,
que su rostro sereno, con fulgor de lucero,
es la luz que ilumina mi cansado existir.
Me dice que le cuente si siempre yo la sueño,
si cada madrugada recuerdo su querer,
entonces le contesto, que solo ser su dueño
es la gloria mas grande que pudiera tener.
Si pregunta mimosa que si sufro su ausencia,
contemplo su figura que brilla por doquier;
le respondo sonriendo que su báquica esencia
inunda mis sentidos de mágico placer.
Pregunta que si extraño la magia de sus besos,
si mucha falta me hacen, su voz y su sonrisa,
y lleno de ternura, con grandes embelesos
le digo: dulce niña, tu amor es mi premisa.
Su boca de granado, me besa dulcemente,
pregunta bien inquieta si siempre la amaré,
y siento mis suspiros que nacen de repente,
diciéndole: seguro, contigo moriré.
Me dice que le jure que siempre viviremos
uniendo nuestros sueños, bañados de ilusión,
que juntos por la vida los dos caminaremos
envueltos con el velo de fuerte y gran pasión.
Entonces nos quedamos hundidos en delirios
viviendo los instantes mas bellos del amor
sus manos tan sedosas, de pétalos de lirios
acarician mi frente con su vasto fervor.
Autor: Aníbal Rodríguez.