Ya no eres niño,
pero aún quieres jugar al escondite.
No quieres pillar,
temeroso de una caída
que un día tuviste.
Solo quieres esconderte.
No quieres que nadie te atrape.
Cierras los ojos!
Pero el juego un día te gustó,
te hizo feliz.
Y ahora..
Aunque estás bien escondido,
ves pasar delante de ti:
La ilusión,
las risas,
los sobresaltos,
los vuelcos de corazón…
Te niegas a ser participe,
solo deseas tranquilidad,
el bienestar de la soledad.
No hay que correr.
No hay que luchar.
No hay dolencia alguna.
El tiempo pasa…
Y nadie te encontró.
Fin de la partida!
Sales indemne.
No te has caído;
no has llorado;
no hay lesiones…
Tu ángel te ha protegido,
pero…
Te has divertido?
Has reído?
Lo siento amigo,
pero…
No has jugado!
No has vivido!
Realmente…
Era lo que querías?