Tu voz ya no es de ti, la lejanía
Truncó el atardecer de nuestras manos
El nudo que impecable las unía
Desvaneció en un roce tan liviano
Que al cielo gris, airado, profería
En sangre, centellear de arte profano
Tu voz ya no es de ti si no eres mía
Tu Dios esperará mi rezo en vano
De espejos tremulantes, que la muerte
Devuelva en mi reflejo ojos vacíos
Porque el brillar del mar, para quererte
Se queda corto en medio de este río
De luz cabal que hay en los ojos míos
En la esperanza de volver a verte
Gerardo Villalobos